El triunfo de la roturación

Hoy sabemos que el siglo XVIII supuso un cambio sustancial y positivo en nuestra comarca. Sin embargo, la centuria no pudo empezar peor. En nuestra tierra y en toda España. El último de los Austrias había muerto sin descendencia y todas las naciones de Europa se giraron hacia nuestro país dispuestas a ocupar el trono vacante. Querían controlar la Península y el imperio americano. A fines del 1700, Felipe V el primer Borbón de nuestra historia era proclamado Rey de España. Al año siguiente comenzaba una guerra que se prolongaría casi una década y media. 

A pesar de tan malos inicios, en el curso de este siglo se cimentaron importantes cambios que influyeron en nuestra comarca, generando realidades en las que aún vivimos todos nosotros. 

Mucho más que ganadería 

Durante los quinientos años precedentes, la mayoría de la comarca y sus pocos pobladores se habían dedicado de forma mayoritaria a la ganadería. La política de los Austrias había pasado por defender el comercio de la lana, así que la propia ciudad de Requena y sus grandes familias latifundistas dedicaban la mayoría de las tierras dehesas para su ganado (aquí tienes más datos). Solo Utiel había dedicado una energía especial a cultivar la vid y comerciar con el vino a partir del siglo XIV. 

Requena se reinventó y acometió un acelerado proceso de fuerte industrialización de la seda (con antecedentes ya en el siglo XVI) que le llevó a ser la cuarta ciudad sedera de España. En 1721, se fundó la Cofradía de San Jerónimo o del Arte Mayor de la Seda de Requena y en 1725 se aprobaron por el rey las ordenanzas del Arte Mayor de la Seda de Requena. Para 1752, ya trabajaban en Requena 250 maestros tejedores, 160 oficiales y 40 aprendices en 557 telares (800 telares, años más tarde) más 30 maestros artesanos tejedores en Utiel. Parte de la producción salía por la aduana de Requena hacia América vía puerto de Cádiz. Con la crisis de la industria de la seda, ya atisbada a finales del siglo XVIII, gran parte de la riqueza generada se invirtió en la compra de tierras.

Eran tiempos de cambio. La nueva dinastía, una vez consolidada, quería construir un estado más centralista y, según sus planes, más eficiente. Entre otras reformas, eliminó las ventajas de los ganaderos y fomentó por todos los medios (formación, academias o sociedades ilustradas) una agricultura con bases científicas y una temprana industria capaz de aprovechar las riquezas locales. En este marco hay que ubicar la mejora en la explotación de las salinas continentales ubicadas en Villargordo, Jaraguas y Hórtola o la interesante (aunque breve) instalación de una fábrica de papel en Utiel. También en esta época contemplamos la figura del gran naturalista y botánico Simón de Rojas Clemente y Rubioel primer científico que se ocupó de la descripción detallada de la uva bobal a la que denominó vitis vinifera austerísima.  

Cambios en la propiedad 

Uno de los cambios más importantes de este momento histórico es que se comenzaron a roturar cada vez más dehesas. Por intereses de algunos propietarios, pero también porque se comenzaron a hacer algunas desamortizaciones que hicieron pasar las tierras de los Concejos y comunales a manos particulares que, lógicamente, querían encontrar la mayor rentabilidad a la inversión realizada. Además, el expolio de tierras comunales por parte de la oligarquía y grandes propietarios fue notabilísimo. El cereal fue el gran beneficiado en primera instancia, pero también la vid comenzó a crecer de forma intensa: había mucho que ganar. Los vecinos de Utiel lo sabían. Llevaban desde mediados del siglo XIV incrementando el cultivo de vid y haciendo realidad la venta de vino. Primero a Requena y sus aldeas y luego, desde mediados del XVI, a lugares tan alejados como el marquesado de Moya o al convento franciscano de Chelva 

El territorio se decanta definitivamente por el viñedo 

Desde la segunda mitad del siglo XVIII, la oligarquía y grandes propietarios requenenses acumularon tierra por diversos métodos, algunos muy controvertidos, sembrando principalmente cereal mientras crecía la industria de la seda en cientos de talleres artesanos. El resto del territorio hizo su apuesta definitiva por el viñedo. Aunque el cereal siguió siendo vital, a lo largo de la centuria creció considerablemente la cantidad de terreno dedicado a la vid. Se transformaron también los métodos de producción: las viñas comenzaron a plantarse en marcos ordenados y se comenzó a contar con animales para labrar la tierra. Desde entonces, ya nunca se perderá de vista el incremento constante de la producción… y del negocio.  

Más población, más riqueza 

La transformación iniciada en Utiel fue fundamental. Porque este modelo tan rentable fue imitado por el resto de las poblaciones de la comarca de forma inmediata y por los señores de Requena después; y porque el cultivo de la vid impulsó el crecimiento demográfico de todo el territorio, pues al requerir mano de obra abundante atrajo a habitantes de zonas limítrofes. Así se produjo un círculo virtuoso de más población, más demanda y más producción. Y así comenzaron a crecer en importancia y en peso demográfico muchas de las aldeas que salpicaban el territorio. Muchas demandaron su independencia. Villargordo del Cabriel la compró por 90.000 reales en 1747. A finales de siglo, la consiguió Camporrobles y la solicitaron Venta del Moro, Fuenterrobles y Caudete de las Fuentes. Aún tardarían en conseguirla algunos años, pero ya entonces exhibieron sus argumentos: la gran extensión del términosus muchos habitantes y la existencia de iglesia, mesón, cárcel y horno en cada localidad.  

Un último detalle resulta fundamental en esta época. Y es que esos cambios no los protagonizaron solo los propietarios de la tierra: una figura legal histórica, denominada plantación a medias sería una herramienta clave para que toda esta transformación se hiciera realidad. ¿Quieres saber más sobre el tema?

 

**En el Catastro del Marqués de la Ensenada de Requena de 1752 se detallan todas las parcelas de viña del término municipal. 1.199 almudes de viña y 23.601 arrobas de producción de vino (AMRQ 2839-2842 y 2855-2857).

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