Elaborado en la propiedad: los vinos íberos

Si pudiéramos hablar de los vinos íberos con los mismos parámetros que se utilizan hoy, diríamos que nuestros antepasados elaboraban vinos de pago: productos elaborados con esmero en la misma zona de cultivo. Es cierto que nos separan 2.600 años de aquellos primeros vinos, pero también es verdad que ver los detalles nos hace sentir a nuestros antepasados asombrosamente próximos. 

Los íberos, aquellas personas que nos precedieron en el disfrute de este territorio, primero aprendieron a amar el vino. Solo después comenzaron a elaborarlo. Y en esta elaboración podríamos aventurar que fueron expertos. 

Vinos cuidadosamente elaborados 

Esa maestría es lo que se desprende de ese espacio que hoy denominamos Las Pilillasuna bodega que estuvo en producción hace más 2.600 años y que se encuentra en el término municipal de Requena (a 5 kilómetros de la pedanía de Los Duques). Es un lugar bastante grande que, parece, vivió sucesivas ampliaciones a medida que el negocio prosperaba. De momento, solo está excavada una parte pequeña de lo que debió de ser aquella gran empresa productora. Pero las piedras que han salido a la luz ya han comenzado a hablar. 

Creada con espíritu comercial y utilizada hasta el siglo IV a.C., esta bodega se sitúa en unas laderas al pie de las cuales discurre la rambla de Los Morenos y la fuente del mismo nombre. Hoy es un barranco profundo a causa de la fuerte erosiónpero en época ibérica probablemente permitiría el paso al otro lado. 

En las laderas destacan varias grandes pilas excavadas en la piedraEstas pilas están compuestas por dos cubetas a diferente nivel y comunicadas por dos orificios. Se trata de lagares: en la pila superior se pisaba la uva y el mosto se recogía en la de abajo, donde se hacía decantar el líquido antes de recogerlo en ánforas de barro cocido. En estos recipientes, que eran fabricados a propósito para esta función, se dejaba fermentar el mosto para su transformación en vino.  

La vinificación 

Hay determinadoorificios en las pilas que nos animan a pensar que se utilizaron prensas de madera para extraer el mosto e incluso que se ponían cubiertas para proteger los lagares. Y del mismo modo que cuidaban la extracción del mosto, los íberos también cuidaban el proceso de vinificación. Para ello, llevaban las ánforas con el mosto listo para fermentar hasta un espacio adyacente y especialmente preparado: una bodega rodeada de grandes muros. Esas grandes paredes (una de ellas parece que pudo incorporar un torreón) tenían, muy probablemente, una doble misión: servían como fortificación para evitar posibles robos de un artículo tan preciado como el vino y conseguían mantener el interior a una temperatura uniforme. Así se podía lograr una fermentación más controlada del mosto y, en consecuencia, un producto de mayor calidad. Definitivamente, los íberos amaban el vino. El buen vino.

Dos mil litros de mosto en cada pisada 

Una vez elaborado, el vino de Las Pilillas se almacenaba, también en ánforas, hasta que llegaba el momento de su venta. Porque, a diferencia de otras pequeñas bodegas de la época íbera que se han encontrado en la región y cuyo producto se destinaba a consumo familiar, el vino de este gran centro estaba destinado a ser vendido. Los cálculos de los expertos indican que, los cuatro lagares excavados en la Solana de las Pilillas permitían extraer, en una sola pisada, unos 2.000 litros de mosto. 

Mucho por descubrir aún  

El paso del tiempo no nos ha permitido llegar a conocer los textiles, los espartos o las maderas que, con toda seguridad, completaban una infraestructura tan importante como esta. Además, como hemos indicado antes, las Pilillas es un sitio arqueológico que aún necesita muchas campañas de excavación para llegar a conocerlo bien. Pero solo con lo que podemos ver, ya es fácil imaginar su importancia: los lagares rupestres, los muros de la bodega o el camino por donde salían los carros con su preciada carga. ¡Tenemos incluso las huellas de sus rodadas! 

No sabemos con exactitud hasta dónde pudo llegar la venta de estos vinos porque habría que seguir la pista a muchos restos de alfarería y, actualmente, no tenemos suficientes analíticas de la pasta cerámica que se encuentra en cada excavación. Pero la ubicación bien comunicada de Las Pilillas, en una zona donde hay muchos vados sobre el Río Cabriel, nos anima a pensar que este vino fue degustado en las mejores salas de la comarca y, posiblemente, más allá.  

¿Quieres saber cómo se consumía el vino en la época de los íberos? 

Entradas recomendadas